Primero entendamos ¿Qué es Culto?
CULTO: Es la reverencia que con actos externos damos
a Dios, a la Virgen a los Ángeles y a los santos por el honor que merecen.
Existen tres clases de cultos, considerando el nivel de
santidad a quienes lo dirigimos: Latría – Dulía - Hiperdulía.
LATRÍA: o “Adoración”. Es el culto que sólo se debe a Dios, como
soberano Señor de todo y de todos. (De latría proviene el término “idolatría”,
que significa la adoración a un ídolo).
DULÍA:
Veneración que se hace a los Ángeles y Santos por la excelencia de sus
virtudes.
HIPERDULÍA:
Veneración máxima, que es la que debemos a la Santísima Virgen María,
considerada la persona más grande en gracia y amor, después de Jesús.
(Catecismo: #971)) Y esta veneración
máxima que se hace a la Santísima Virgen es en razón de su eminente dignidad de
ser la Madre de Dios y como toda madre, ella siempre nos conduce a su Hijo Nuestros Señor.
Según el Catecismos de la Iglesia Católica - C #198, precisa lo
siguiente: “A la Virgen María se le rinde
un culto singular, que se diferencia esencialmente del culto de adoración, que
se rinde sólo a la Santísima Trinidad.
Este culto de especial veneración encuentra su particular expresión en
las fiestas litúrgicas dedicadas a la Madre de Dios y en la oración mariana,
como el santo Rosario, compendio de todo el Evangelio”
EL CULTO DE
HIPERDULÍA es básicamente el mismo que el de dulía, sólo que en este caso
los católicos quieren mostrar que existe MÁS AMOR, MÁS RESPETO Y MÁS ADMIRACIÓN,
ante la gracia que recibió la Madre de Dios; Todo bautizado tiene la
responsabilidad de enseñar e inculcar a su prójimo este verdadero significado
del culto a la virgen María.
La Hiperdulía
o Gran Veneración que se
profesa a la Virgen María es criticada por algunos grupos cristianos que
confunden la Hiperdulía con idolatría.
La Iglesia enseña al cristiano católico revisar su culto a
la Virgen María, el cual es muy grande, pero
debe permanecer en hiperdulía.
"’Todas las generaciones me llamarán bienaventurada’
(Lc 1, 48): La piedad de la Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento
intrínseco del culto cristiano" (MC 56). La Santísima Virgen «es honrada
con razón por la Iglesia con un culto especial. Y, en efecto, desde los tiempos
más antiguos, se venera a la Santísima Virgen con el título de "Madre de
Dios", bajo cuya protección se acogen los fieles suplicantes en todos sus
peligros y necesidades [...] Este culto [...] aunque del todo singular, es
esencialmente diferente del culto de adoración que se da al Verbo encarnado, lo
mismo que al Padre y al Espíritu Santo, pero lo favorece muy
poderosamente" (LG 66); encuentra su expresión en las fiestas litúrgicas
dedicadas a la Madre de Dios (cf. SC 103) y en la oración mariana, como el
Santo Rosario, "síntesis de todo el Evangelio" (MC 42). (CIC #971)
Las objeciones contra la Santísima Virgen María provienen de
algunas recientes tendencias fundamentalistas cristianas, principalmente los
Evangélicos. Estos grupos piensan que al
rendir homenaje a María se le resta al culto que se debe al Hijo. Y así, en honrando sólo a Cristo, tratan de
eliminar o minimizar el culto a la Virgen, como si la gloria de la Madre fuera
en detrimento de la gloria del Hijo.
La verdad es que los Protestantes originarios -Lutero y
Calvino- reconocían verdades que los fundamentalistas rechazan: María Madre de Dios y María siempre
Virgen. Adicionalmente, los fundamentalistas
rechazan la Inmaculada Concepción y la Asunción, basados en que estos dogmas de
la Iglesia Católica no aparecen en la Biblia, objeción que analizaremos más
adelante al revisar estos dogmas.
Nuestro culto a la Santísima Virgen María no disminuye
nuestro culto a Cristo, sino que lo acrecienta, pues la Madre siempre nos lleva
al Hijo: “Hagan todo lo que El les
mande” (Jn. 2, 5).
Fuente:
http://www.buenanueva.net/salvacion/7_8_21que-culto-se-rinde-aVirgen.html