Escribe: Dayana Collantes.- La realidad objetiva siempre determina quién es víctima y quien victimario, propio del juicio humano ante hechos de violencia y maltrato es indignarnos y enfadarnos y es aquí cuando a veces lo subjetivo entra a campear porque nos sometemos al impulsivo sentimiento y lamentablemente opacamos la razón. Esto es muy bien entendido y aprovechado por las huestes feministas que desde las ONGs y cuanta organización y cargo ocupen, logran activar esa subjetividad sensitiva a las mujeres bienintencionadas que solo quieren y buscan justicia para si mismas o para otras mujeres que sufren.
La aparente buena intención de esta marcha gracias a ser el evento mayor financiado, promovido y difundido en los últimos años. Desde el presidente y sus ministros hasta artistas, periodistas, empresas privadas y tiendas por departamentos, todos sumados a la causa con una sola consigna visible: el maltrato a la mujer. Pero nadie habla de sus otras consignas ni propósitos, la constante propaganda financiada no revela nada de las exigencias que hay detrás que son el Aborto -libre y gratuito-, políticas de género y la unión civil. 3X1, como oferta de supermercado.
Trascendieron en redes sociales muchas mujeres decepcionadas que tras haber asistido a la primera marcha motivadas por la indignación al maltrato y que incluso llevaron a sus familias, se vieron en medio de banderas LGBTs, consignas pro unión civil, frases abortistas pintadas en cuerpos semidesnudos de feministas, banderas con consignas comunistas, los No a Keiko y hombres vestidos de mujer en primera fila para "visibilizar que también son parte del maltrato a la Mujer", según la organización del evento. Estas mujeres engañadas pero bienintencionadas y de rectos principios, no volverán asistir a esta marcha porque en sus palabras "se sintieron manipuladas".
Revisemos además que hace poco se difundió el lamentable hashtag #PeruPaisdeVioladores encabezado por las congresistas comunistas Glave y Huilca y difundido hasta el hartazgo por ONGs feministas, (sí, las mismas de 'ni una menos' y 'déjala decidir') aprovechándose de algunos terribles casos de violación con el perverso afán de generalizar culpabilidad a todos los hombres. Esto no es efecto colateral sino una maniobra antiquísima. Divide y vencerás.
La constante propuesta de esta campaña: hombre=victimario y mujer=víctima, es querer ver la realidad con un solo ojo. Un ojo miope e ideologizado. Un ojo que solo detecta y se indigna selectivamente ante el maltrato al sexo femenino nada más, invisibilizando intencionalmente el resto de maltratos.
Para esta marcha, la indignación por el maltrato y la violencia en general no es atractiva ni rentable. Entender que las mujeres también dañan a sus parejas, matan a sus hijos y abandonan a recién nacidos no es parte del problema. Aceptar que la raíz donde se debe trabajar es intrafamiliar está fuera de su enfoque propuesto. Que exigir "derechos sexuales y reproductivos" para menores de edad los hace presa fáciles para violadores. Que defender que los menores no necesitan consentimiento de sus padres para ejercer estos supuestos 'derechos' es exponerlos vulnerablemente. Que restarle responsabilidad -No culpabilidad- a la víctima por exponerse innecesariamente, es ignorar lo que que se gana con la prevención.
En fin, esta marcha tan promovida es solo una propuesta que exige sin aportar nada, que mira el panorama subjetivamente y promueve el sentimentalismo rabioso para generar adeptos funcionales a su causa: aborto, género y unión civil. Una marcha fiel al marxismo cultural de principio a fin.
Nos queda destapar ambos ojos y usar el sentido común, que para luchar contra la violencia no se necesita de vanos e ideologizados activismos, sino promover el justo orden y el bien común.
FUENTE: La Abeja
FUENTE: La Abeja